martes, 3 de mayo de 2016

Ronda y el cine

 Hablar de cine en Andalucía suele conducir  o bien as las producciones que utilizan los emblemas de la comunidad como escenario (sean monumentos o sean las playas), o bien a la multitud de películas que se han rodado en la provincia de Almería.

 Sin embargo, hay otros momentos y otros personajes muy ligados a la Andalucía menos conocida, la de interior. Por ejemplo, si pensamos en la Sierra hay una imagen que no podemos quitarnos de la cabeza y son los bandoleros. Y si de bandoleros hablamos, la imagen indiscutible es la de "Curro Jiménez".

 La serie fue todo un hito en al historia de la televisión española porque rompió moldes en su manera de rodar la historia y en el éxito de público. Se emitió por primera vez entre 1976 y 1978 y constó de cuatro temporadas.
  La historia nos cuenta la vida de Curro Jiménez, un bandolero al estilo de Robin Hood, que defendía al débil y se enfrentaba al poder injusto. Siempre rodeado de sus compañeros, "El Estudiante", "El Algarrobo" y "El Gitano" galoparon media Andalucía, pero sobre todo, la Serranía de Ronda.




 La historia de Curro Jiménez es la historia novelada de la vida real del bandolero "El barquero de Cantillana" y resultó un antes y un después en la forma de rodar y producir en la televisión española.

 Si seguimos hablando de cine, Orson Welles debía aparecer con todos los honores que merece. Se enamoró de la ciudad de Ronda y pidió que sus cenizas descansaran para siempre en la ciudad. Y así fue.
Hablar de este señor es presentar todos los respetos al mundo del cine. Director, actor, productor y narrador de historias que han pasado a la Historia del Cine (así, con mayúsculas). En un breve repaso a su trayectoria sobresalen títulos como Ciudadano Kane, ¿Arde París? o Moby Dick.  No sabría decidirme por una sola porque es simplemente brillante en todas ellas.
Pero si hubo un episodio que lo encumbró (aún en medio de una agria polémica) fue la narración radiofónica de La Guerra de los Mundos, con la que consiguió que medio Estados Unidos entrara en pánico. Sucedió que los oyentes que no escucharon el inicio de la transmisión no supieron que la supuesta invasión a manos de extraterrrestres no era más que un programa de Halloween, y se desató el pánico en ciudades como Nueva York o Nueva Jersey. No le granjeó muchos amigos por aquel entonces, pero desde luego dejó clara su calidad como actor.

Aquí tenéis una traducción narrada en castellano del programa de Welles:
http://www.ivoox.com/guerra-de-los-mundos-audio-completo-de-orson-audios-mp3_rf_2803862_1.html

Y aquí, un especial de RTVE sobre aquel fantástico episodio:
http://www.rtve.es/television/documentos-tv/




Te recomendamos reconciliarte con el cine cláisco a través de cualquiera de las obras de Welles. Yo me quedo con "¿Arde París?". Para ver acompañados en las largas noches de verano que se avecinan. Y si son al aire libre, mejor que mejor.

miércoles, 27 de abril de 2016

Babel en España

 Cuando comencé a redactar las entradas sobre los Pueblos Blancos, me preguntaba con qué autor debería quedarme para representar la cultura y las costumbres de la zona, teniendo en cuenta que hablamos de un sitio con una gran mezcla en culturas e historias. Y me vino el señor Haycraft a la cabeza.


Título: Babel en España
Autor: Haycraft, John
Editorial: Almuzara
Género: Crónica
Año: la reedición, de 2007




 La historia de Haycraft es una crónica de su propia historia. En la España de los años  50, donde una sociedad de posguerra comienza a construirse sobre los cimientos de un régimen político autoritario (con ojos y oídos en todas partes) y donde la Iglesia tiene mucho que decir y juzgar, la llegada de un matrimonio de británicos puede ser tan exótico como amenazante.

 El matrimonio Haycraft vivió durante una década entre Segovia, Toledo y Córdoba, pero sus crónicas, o el grueso de la obra, hablan de sus vivencias en esta última. Y aunque en nuestras entradas hemos hablado de los pueblos de la Sierra de Grazalema, lo considero apropiado porque nos habla de una Andalucía escondida.

 John y su esposa deciden vivir de enseñar inglés a un grupo de alumnos muy dispar, y conoceremos sus historias, sus vinculaciones políticas y sus sueños. Todas esas historias que quedaban atrapadas entre las paredes de la academia, con esa ligereza o esa tranquilidad que proporciona saber que quien te escucha no te juzga.
 Para estos británicos muchas de las costumbres de su entorno resultan difíciles de asimilar, aunque terminan integrándose y compartiendo fiestas y experiencias con sus vecinos. Sin embargo, con esa objetividad que te proporciona analizar desde fuera la situación, también son conscientes del poder que la Iglesia o el ejército tienen sobre la población. Del miedo. De como unos se observan a otros a la espera de los tropiezos, en medio de todas esas heridas aún demasiado frescas que provocó la Guerra Civil.

 ¿El error de John? Recoger estas impresiones en un libro y publicar ese análisis objetivo donde plasma tanto la grandeza como las miserias de una cultura que tanto le fascinaba. Fue declarado persona non grata y sufrió los ataques de la prensa nacional, herramienta del Régimen que aprovechó la situación para manipular la palabra de Haycraft y extender el miedo entre la población a atreverse a decir cualquier cosa en contra del gobierno.

 La cuestión es que desde el punto de vista actual, si leemos hoy ese libro, puede que aún nos escuezan verdades que siguen siendo actuales. Aunque no es un mal ejercicio revisar lo que ya entonces era un problema para el desarrollo de las sociedades, y los males de una sociedad que a veces se sigue amparando en antiguos argumentos para justificar el inmovilismo.

Para leer, prestar y comentar. Y reflexionar, sobre todo, reflexionar.

lunes, 18 de abril de 2016

Gastronomía de la Sierra: Alboronía

Pues vamos a darnos un gustazo para las papilas gustativas: tiramos de "gastrocuaderno" y cocinamos Alboronía.

Es un plato que dio pie a otros más conocidos como el pisto y que son una muestra fantástica de la dieta mediterránea y del legado Andalusí en nuestra cocina.
Vaya por delante que la versión más común lleva calabaza, pero como nuestras existencias caseras se han acabado la hemos cocinado sin ella. Dicen desde el Grupo Gastronómico Gaditano :
  "La Alboronía es uno de los platos mas deliciosos que nos ha dejado el legado Andalusí. La palabra alboronía viene del vocablo árabe al-baraniyya que significa cierto manjar, y efectivamente es un autentico manjar este guisado de berenjenas como también se le suele llamar.
Existe una leyenda que nos cuenta que la palabra alboronía proviene del nombre de la princesa Al-Buran ya que este plato se preparó por primera vez el día de su boda."


 Ingredientes:
- 1 calabacín
- 1 berenjena
- 4 ó 5 tomates maduros
- 1 cebolla
- 1 ajo
- Cominos
- Pimentón
- Aceite de oliva y sal




Comenzamos calentando un chorreón de aceite de oliva en una sartén. Pelamos y troceamos la cebolla y el ajo y lo añadimos a la sartén caliente. Cuando esté doradito, añadimos los tomates troceados y lo dejamos hacer a fuego medio.



Pelamos y troceamos en cuadraditos la berenjena y el calabacín y lo añadimos cuando el sofrito esté casi hecho. Añadimos sal, un cucharadita rasa de comino y otra de pimentón. Removemos y dejamos a fuego lento durante 20 min.




 Para acompañar  no se nos ocurre mejor que unos huevos escalfados o a la plancha. Y en sus variables, podríamos añadir arroz o patata en cuadraditos para que se cocine con el resto de verduras. Y hay quien propone añadirle una guindilla para darle un punto picante muy interesante.
Sea como sea: ¡está tan rico que no podrás resistirte!

Para comer tooodo el año, pero sobre todo ahora que verduras y hortalizas van a entrar en su mejor momento.


lunes, 4 de abril de 2016

La ruta de los pueblos blancos

Siempre que pensamos en el Sur olemos a playa. A sol. A pescaito frito. Y a tinto de verano.
Pero no sólo de playa se vive y es todo un lujo descubrir todo lo que ofrece Andalucía cuando hablamos de interior.


Hoy nos vamos a ir hasta la sierra de Grazalema, a conocer la Ruta de los Pueblos Blancos.



Los pueblos blancos son una serie de pequeños municipios que salpican la sierra entre Cádiz y Málaga y destacan por sus paredes encaladas y sus nombres, que nos recuerdan a una época en la que los árabes ocupaban gran parte de la Península y nos dejaron ciencia, arquitectura y al menos un 10% de nuestro idioma actual. Zahara, Algar o Benamahoma (literalmente "casa de Mahoma") son algunos de los municipios que podemos visitar si hacemos esta ruta.


En este mapa podéis consultar todas las localizaciones:






¿Sugerencias de visita? ¡Todas! Tened en cuenta que estáis en una reserva de la Biosfera, así que los paisajes , por sí mismos, ya son una joyita. No tenéis más que consultar este enlace para comprobarlo.
En cuanto a los pueblos, sería injusto quedarnos sólo con uno, pero para daros una pista:

Arcos de la Frontera: es la puerta para cualquiera de las rutas y está declarado como conjunto histórico-artístico.

Ubrique: conocido por la prensa rosa, en realidad esta población es mucho más que eso. Un cruce de caminos entre las culturas romana y árabe con numerosos monumentos que dan buena fe de ello. Además, es reconocida a nivel internacional por su marroquinería.

El Bosque: la esencia de Grazalema hecha pueblo. Cerca del emblase de los Hurones, todo el entorno y las rutas que se hacen por el río Majaceite merecen la pena. También es conocido por su artesanía en piel y en muebles.

Zahara de la Sierra: si los deportes en la naturaleza son lo tuyo, este es tu pueblo. Senderismo, kayak, espeleología...

Ronda: no podíamos pasar por alto este maravilla en la provincia de Málaga. Con la mezcla de culturas que poblaron la zona en distintas épocas nos encontramos diversos monumentos y edificios que han sabido conservarse para disfrute de los viajeros. Y por supuesto, el Puente Nuevo sobre el Tajo de Ronda.




Si tenéis ganas de un viaje diferente, de conocer esa otra Andalucía que pocas veces sale en las fotos, os recomiendo que toméis nota: por gastronomía, arquitectura y paisaje esta es una zona que no podeis perderos.

Para viajar en grupo, siempre que tengáis ganas de caminar